En nuestro último día de Leer Juntos de este curso quedamos para hablar de un libro de Rafik Schami titulado Narradores de la noche, publicado por la editorial Siruela.
La historia que cuenta el libro transcurre en el mismo barrio de la ciudad en que nació el autor, Damasco. Emigró a Alemania y desde 1982 se dedica exclusivamente a la literatura.
Escribe en alemán relatos llenos de la magia y el sabor de su tierra natal.
Otros libros suyos son El honesto mentiroso y Viaje entre la noche y la mañana.
Narradores de la noche tiene por protagonista a Salim, fantástico contador de historias.
"En más de cuarenta años Salim no fue nunca más allá de Beirut, pero con las alas de sus palabras recorría como nadie los países de la tierra".
Salim pierde su maravillosa voz víctima de un maleficio, pero su hada le comunica que si en tres meses consigue siete regalos únicos podrá seguir contando historias hasta el fin de sus días. Los siete amigos casi octogenarios que le visitan cada noche desde hace muchos años deciden que sólo haciéndole escuchar siete relatos podrán salvarlo. Uno de cada amigo.
Es quien llega a la conclusión de que escuchar siete historias ayudará a Salim a encontrar su voz, le toca el primero contar la suya.
Elige la de Schafak, para él un mago, que vivía en un lugar diminuto de su casa y siempre lo ve buscando en el cielo dos estrellas que se aman.
Le cuenta a Mehdi la historia del campesino de la bella voz pero con muy mala suerte y de cómo vende "su voz por oro imperecedero", perdiendo no solo la voz sino también la capacidad de expresarse.
- Junis, propietario del café
Cuenta su propia historia. "No tuve una infancia feliz. Hoy, como abuelo, la vivo por primera vez con mis nietos". Hijo de padre cantero pobre, un día roban en la era que cuidaba y huye para no enfrentarse con su padre, así encuentra a Omar que cuidará de él, pero lo traiciona y es encarcelado. Gracias a él, cuando sale de la cárcel, podrá montar su café del que nadie debe salir hambriento y descontento, es así como comienza a contratar a hakavatis para que cuenten sus historias. Uno de ellos ante su pregunta "¿por qué te pasas la noche contando historias por tan poco dinero?" le contestó "Por el premio que me dan los oyentes: el placer de convertir leones adultos en niños fascinados. Ningún oro del mundo iguala la dicha de vivir ese milagro en los ojos de los oyentes."
"Tú no puedes comprenderlo, pero yo no oigo bien si no me pongo las gafas. Tengo que ver los ojos y las manos del que habla."
Les cuenta cosas de América que sus amigos no creen: que los americanos no regatean nunca, que pasean por el cementerio o que se extrañan de que los árabes no celebren su cumpleaños.
Les cuenta también que trabajó para un hombre extraño, pensaba que todo se podía comprar con dinero y quiso comprar el tiempo. Se siente decepcionado porque esta historia inventada ellos sí creen que es verdadera.
"Todos somos malos oyentes porque fuimos mimados por Salim con las mejores historias. Cualquiera sabe escuchar historias emocionantes, pero un buen oyente es como un buscador de oro que busca pacientemente en el fango el codiciado metal."
Su historia cuenta que el rey Sadek era despiadado y convierte a Damasco en una ciudad miserable. Se pasa treinta años escuchando mentiras y ofrece su peso en oro a quien le cuente una nueva pero corta la cabeza al que no lo consigue.
Encarcelado por un asesinato que no cometió, pasa doce años en la cárcel sin hablar con nadie.
Mirad qué forma más bella de decir que se dejó engatusar: "Las palabras son capaces de hacer más cosquillas que los dedos. Hablaba con una voz tan sabia y dulce que habría podido hacer volar a un hipopótamo."
Cuenta la historia de Ahmad, ¡entre mil y un relato que intercala en su narración!, el preso que no apostaba nunca, ya que una apuesta para su rey fue la que le llevó a la cárcel.
"La escritura no es la sombra de la voz, sino la huella de sus pasos. Gracias a la escritura podemos oír hoy la voz de los antiguos egipcios y griegos con la misma viveza que si acabasen de hablarnos."
Nos cuenta la historia de un rey que no quería tener hijas y las desterró a todas junto con sus madres. Hasta que un día una esposa, por fin, le dio un hijo. "Derribaron todo un barrio para construir un palacio para el hijo del rey. (…) La dicha puede convertirse en desdicha en un abrir y cerrar de ojos."
Se duermen todos porque se explaya en detalles sobre las guerras o los tesoros conseguidos.
Es Fatmeh, su mujer, ante el desagrado de algunos de los amigos cuando la vieron llegar, quien se encarga de narrar esa noche. Ella dice que "Dios solo debe regalar una vida larga y feliz al que sabe escuchar".
Cuenta la increíble historia de Leila, su madre, que cuando ella cumplió dieciocho años vio partir para seguir compartiendo historias. "A Leila desde niña le gustaba escuchar relatos y lo que escuchaba una vez se quedaba grabado para siempre en su corazón". Se convirtió en la narradora de cuentos más famosa del país; Fatmeh contó que un año de sequía le contó a las nubes que se pararon a oír, y en lo más interesante les dijo, como haría Scherezade, "¡si queréis oír la continuación, bajad!" Y lo hicieron rápidamente en forma de aguacero.
Como podéis comprobar el libro está lleno de fantásticas referencias a la narración oral, a la escucha, a la importancia de lo que se cuenta y cómo se cuenta. Podrías estar tomando notas y más notas a lo largo de toda su lectura.
Y una última, en esta ocasión de Salim, que le hace comprender que una historia necesita al menos dos personas para vivir: "...él conservaba todas las historia desprovistas de adornos en su memoria. Al contarlas desarrollaba sus pensamientos y daba a sus relatos desnudos el vestido, el aroma y el ritmo adecuados."
Preciosas reflexiones y preciosos cuentos que a todas las que hemos leído este libro nos han entusiasmado; no podíamos terminar mejor nuestras tertulias alrededor de los libros de este curso.
Si queréis saber más:
La página de Pep Bruno
Muchas gracias por compartir todos estos momentos felices hablando de libros.
¡Feliz verano y el próximo curso más!