lunes, 14 de octubre de 2013

Chamario de Eduardo Polo

Esta semana la poesía que os llega pertenece a un libro muy especial (ahora os cuento por qué). Se titula Chamario y el autor es Eduardo Polo, está maravillosamente ilustrado por Arnal Ballester y editado en Ekaré.



En el prefacio de este libro Eugenio Montejo cuenta la historia de Blas Coll, tipógrafo que vivió a principios del S. XX en Puerto Malo, pequeño pueblo de pescadores en Venezuela.
En su tipográfica se reunían los amigos y discípulos de Blas Coll, los llamados colígrafos; uno de los más renombrados de ese extraño grupo fue Eduardo Polo, poeta a quien sus amigos llamaban "el mago" debido a los ritmos y maravillosos efectos que lograba en sus poemas.



Un buen día se fue a otro país del Caribe para dedicarse a la música y a la arqueología marina.
Sus amigos contaban con tristeza que antes de irse destruyó todos sus escritos; hay quien asegura que los tiró al agua desde un bote y después afirmó satisfecho: "ahora todos mis poemas están en el mar..."


Dibujo de Arnal Ballester para el poema titulado "La bicicleta"

Afortunadamente pudo salvarse esta colección de rimas para niños a la que tituló Chamario (chamo es la forma de llamar cariñosamente al niño en Venezuela). Y se salvó porque éste fue uno de los pocos libros que editó Blas Coll en su tipográfica.
Eduardo Polo solía decir que en nuestra lengua la creación destinada a los menores resulta menos importante que la que leemos en otras literaturas, escribió una vez en La Gaceta de Puerto Malo "Todavía no comprendemos que escribir para los niños es algo perfectamente serio".
Estos versos los compuso como regalo para los hijos de los pescadores de aquella aldea, se sabe que a algunos les puso música.
En este libro están recogidos una buena parte de los poemas que editó Blas Coll.

Sus poemas están llenos de ritmo (si recitamos, por ejemplo, "El tren" rápidamente nos sale el sonido característico de este medio de transporte), juega con  la rima (la hay, no la hay), con las palabras (palabras al revés, incompletas), con las repeticiones, con el absurdo. 
Además las ilustraciones de Arnal Ballester (Premio Nacional de Ilustración) se complementan perfectamente con los poemas, hasta el punto de ser imposible no verlos en conjunto. 
Éste es un pequeño gran libro que merece la pena tener.


Dibujo de Arnal Ballester para el poema "Variaciones"

Y ahora... la vuelta de la historia: resulta que Eugenio Montejo me ha enredado en su historia del prefacio de Chamario, me ha parecido tan entrañable que no he podido menos que compartirla con vosotros, pero resulta que Eduardo Polo es el pseudónimo de Eugenio Montejo cuando escribe para niños y, claro, esto que cuenta no es realidad, que es cuento, al menos eso se puede pensar si lees en la wikipedia sobre Eugenio Montejo. Y además Blas Coll es otro de sus alter ego, ¡pero qué lío!
Por lo que se ve no solo juega con sus poesías, sino que sigue jugando también en el prefacio.
Aun así, la historia está ahí y sea cierta o no sigue siendo una bella historia. 
Un saludo


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