Como sabéis, las tardes de cada segundo miércoles de mes nos reunimos padres y maestros en la biblioteca del colegio para leer y comentar libros. A esta actividad la denominamos Leer juntos porque precisamente esto es lo que hacemos, leer juntos, y eso nos permite descubrir nuevos libros (juntos, todos a una) y conocer distintos puntos de vista (los de cada uno), lo que hace más ricas nuestras lecturas y, en definitiva, amplía nuestra visión de lo leído.
A lo largo del curso pasado (y parte del que estamos) disfrutamos de un buen puñado de libros de Roald Dahl, y pudimos emocionarnos, reír y correr divertidas aventuras con sus maravillosas historias.
En estas semanas hemos empezado a leer a otro de los grandes autores de la Literatura Infantil y Juvenil del S. XX, Gianni Rodari, y qué mejor manera para hacerlo que conocer su Gramática de la Fantasía, uno de sus libros más insólitos y extraordinarios del pasado siglo, imprescindible para padres y maestros.
En el primer capítulo del libro Gianni Rodari nos cuenta cómo fue durante bastantes años a la búsqueda de una Fantástica (siguiendo la sugerencia de Novalis que afirmaba que si había una Lógica también debería haber una Fantástica); y nos sigue contando cómo después de unos encuentros con educadores en Reggio Emilia en 1972 (el "cursillo" se tituló Encuentros con la Fantástica) pudo escribir, como reelaboración de aquellas conversaciones, Gramática de la Fantasía (1973), un libro en el que se habla de distintos modos de inventar historias y de cómo ayudar a los niños a inventar sus propias historias.
La lectura de este libro nos anima (de verdad nos anima) a inventar historias, a ponernos en situación de crear, de imaginar, y a querer inventar con los niños que tenemos cerca.
Rodari fue capaz de compilar estrategias que muchos escritores estaban utilizando para crear historias (en bastantes casos sin ser conscientes de ello) y de crear nuevas propuestas que, a partir de entonces, han sido muy difundidas y utilizadas. Por eso podemos reconocer en muchas ocasiones las técnicas que él propone en otros textos, en el trabajo de otros autores (cuando leemos poesía nonsense, o cuando leemos versiones alocadas de los cuentos clásicos, o cuando nos cuentan historias utilizando figuras geométricas, por poner algunos ejemplos).
El libro tiene unos sólidos fundamentos teóricos pero se lee con gusto y resulta ameno, y además tiene un montón de ejemplos a partir de las producciones de los niños con los que trabaja. Uno no deja de sorprenderse ¡parece imposible que esa historia la haya inventado un niño de seis años! Y es que no debemos olvidar que la creatividad está ahí, muchas veces agazapada, adormilada, amordazada incluso, pero esperando que se abra una puerta y entre aire fresco para expandirse y llenar todo de color y juego. Es por eso que Gianni Rodari afirma que el maestro debe convertirse en un "animador", en un promotor de la creatividad y desarrollar también en sí mismo el hábito de la creación y de la imaginación.
Esta última idea también es clave porque nosotros, maestros o padres, debemos cultivar también este aspecto de nuestra personalidad: si jugamos a inventar nuestros hijos y alumnos disfrutarán con ello e imitarán nuestro juego y habilitarán herramientas imprescindibles para conocer, descubrir y mejorar el mundo en el que vivimos.
Es por eso que este libro es imprescindible pues nos ofrece muchas estrategias (muy bien fundamentadas teóricamente, de lectura amena y con ejemplos muy claros y divertidos) para cultivar la fértil tierra de la invención. Un libro lleno de sugerencias fáciles, divertidas y muy pegadizas. Elige tus estrategias favoritas y juega. Quizás al principio la cosa no salga brillante y perfecta, pero insiste, pronto te darás cuenta de que cada cuento, cada propuesta, cada juego, tiene un montón de posibilidades estupendas.
En suma, un libro maravilloso, una continua invitación a inventar, a crear, a soñar. Un libro imprescindible para ser más feliz.
Saludos
PD: Más sobre Gianni Rodari aquí.